lunes, 7 de marzo de 2011

El Cisne Negro y la relación entre los opuestos


   Hace unos días vi el film Black Swan (Cisne negro) del director Darren Aronofsky y sinceramente, más allá de la gran actuación de Natalie Portman, no me pareció que haya dejado en los espectadores una idea de originalidad en cuanto al guión cinematográfico.
   Sabiendo que se trata de una joven bailarina cuyo reto es ser la primera en interpretar al personaje que encarna al delicado cisne blanco y al malvado cisne negro, en lo que sería una versión moderna de “El lago de los cisnes”, ciertamente no quedé totalmente satisfecho con el devenir del film que, a mi entender, se hacía cada vez más predecible y reconocible desde otro lugar.
   Y es cuando comencé a recordar los principios del ying y el yang, teoría de la filosofía oriental que se fundamenta en la dualidad existente en todo el universo, suponiendo la presencia de dos fuerzas fundamentales, aparentemente opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas. Empecé a pensar que ambos cisnes podrían tener mucho que ver con esto.
El taijitu, la forma más conocida de representar el ying y yang
    Repasando algunos principios del ying y el yang, esta relación que comencé a construir tomaba cada vez más forma. Además de ser opuestos e interdependientes, el ying y el yang se consumen y generan mutuamente, es decir que cuando uno aumenta, el otro disminuye, formando un equilibrio dinámico. Finalmente, ambos pueden transformarse en sus opuestos y en cada uno siempre hay un resto del otro.
Natalie Portman en plena transformación
    Este breve repaso que hago da lugar a la mención de la presencia de Mila Kunis en el film, interpretando a la joven Lily, quien de alguna manera pone en peligro la exclusividad de Nina como la bailarina que interpretará a ambos cisnes. En forma de competencia por el papel principal en el ballet, lo que comienza a suceder por debajo de la superficialidad de las imágenes es el reconocimiento de Lily como el lado oscuro de Nina, como ese aspecto de su personalidad que quedó sofocado por su lado más amable, aniñado y puntilloso.
    Comienza entonces a tejerse una lucha en el interior de Nina entre su lado más atrevido, desprejuiciado y desinhibido y su lado más resguardado, conservador y delicado. El intento de ella por lograr dominar ambas facetas se va traduciendo en un anticipado fracaso. El enfrentamiento entre la pulsión y la razón, entre los instintos y el deber ser, decididamente forman parte de la protagónica interacción entre los opuestos que empieza a ganar el centro de la escena en la historia.
    Finalmente, el desenlace de la película no sorprende para nada o mejor dicho, sorprende que no haya presentado ningún giro inesperado que despierte ese interés por volver a repensar el film para lograr comprender su significado más profundo.

2 comentarios:

  1. Como siempre, increíble. Te seguiré a todos lados (menos a Rafaela)

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  2. Interesante interpretación. Sin embargo es curioso que en una película que habla de la lucha interna y la dualidad, el título se incline por uno de los lados condicionando el equilibrio. Lamentablemente el filme en cuestión solo sirvió para darle un Oscar a Natalie Portman, que es en efecto una muy buena actriz. Pero mas allá de eso estamos hablando de una película de la que nadie se va a acordar. Es el tipo de películas que los actores por la "complejidad del personaje".

    Aconsejo analizar Wall-E, tiene mas y mejor contenido que esta película que ya no recuerdo como se llamaba :)

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