domingo, 27 de febrero de 2011

El lujo más caro

    Siendo esta mi primer entrada en el blog, quiero darle la bienvenida al lector y anticiparle que este espacio tiene el fin de poder compartir ideas, sentidos, discursos, pensamientos, en fin, todas las expresiones que este medio permita, de manera que podamos participar en esta interconectividad humana que McLuhan anunció bajo el concepto de aldea global.
    En esta oportunidad me gustaría opinar sobre un tema estrictamente futbolístico como fue el partido jugado ayer entre Boca Juniors y All Boys. Antes que nada quiero hacer una aclaración sobre mi fanatismo hacia el juego que despliega Juan Román Riquelme, a mi entender, uno de los mejores jugadores de fútbol que he visto. Dicho esto, todavía no puedo entender como Julio César Falcioni es capaz de prescindir de los servicios futbolísticos de Riquelme, siendo éste la clase de jugador que resuelve el principal problema de sus compañeros: “Si estoy complicado, se la doy a Román”, frase que se traduce con frecuencia al ver el juego de Boca cuando el 10 está en cancha.
 Una imagen que resume lo que fue el partido: pocas ideas
    Si cualquier persona que mas o menos entiende fútbol sabe que un equipo como All Boys va a pararse bien ordenado y cerrado en el fondo, apostando a llevarse el tan valioso punto de la Bombonera (o bien un triunfo histórico, si con suerte puede aprovechar un error del local y acertar en un contragolpe), ¿cuál sería el motivo por el cual Falcioni optaría por un equipo que esencialmente sufriría de escasez en ideas para abrir el cerrojo del rival?
    Es importante que se entienda que este partido no solo pedía por la presencia de Riquelme, sino también por la de Walter Erviti (o al menos por la presencia de uno de los dos). No quiero pecar de “riquelmenitis” por eso hago hincapié en que bien podía ser Riquelme o bien podía ser Erviti la solución de un Boca que lograba recuperar la posesión del balón pero que cuando tenía que generar una jugada de ataque, necesitaba de muchísimos pases para llegar a preocupar a Nicolás Cambiaso. Era justamente esa demora en generar peligro en el área de All Boys la que permitía al visitante agruparse bien en fondo y cerrar el medio.
    30 minutos no fueron suficientes para Erviti. Los partidos son cambiantes y por eso es importante sacar la ventaja cuanto antes. El equipo de Falcioni regaló más de un tiempo y extrañamente consiguió lo que pareció ir a buscar (por lo menos por el esquema táctico que presentó): no perder otra vez en la Bombonera. El resultado tiene gusto a poco y es bastante preocupante, más aún cuando se lo escucha al director técnico de Boca decir que vio bien al equipo frente a Racing y, ahora, frente a All Boys. Sin dudas, darse el lujo de dejar afuera a los más iluminados salió muy caro.